Sería consolador poder tocarte. Me hace daño sentirte tan cerca y no poder siquiera mirarte. Nunca vas a poder estar en mi lugar, nunca vas a ver la situación desde mi perspectiva. No vas a abrir los ojos y entender que aunque prometa esperarte toda la vida, a mi también el orgullo me puede ganar la partida.
Maldito orgullo que no nos deja vivir como queremos, nos encadena a amores pasajeros y no nos deja disfrutar de la unión de dos corazones que quieren ser eternos. Siempre tan inoportunos, tan a destiempo. No vamos a lograr ser uno si nuestros relojes siguen desparejos. Me seguís rogando que espere, que confíe. ¿Pero cómo confiar ciegamente? No, no puedo. Necesito algo que lo sustente. Yo soy la ilusa que te amará hasta la muerte y vos el hombre que cautiva mi mente. ¿Cómo hacer para seguirte? Yo soy la tonta que te amará hasta que muera y vos el hombre que con sus manos recorre a cualquiera.